Una de las tendencias ya conocidas por todos, a fuerza de repetición, es el ascenso de las clases medias en los países emergentes, centrándose sobre todo en el mayor de todos y la gran potencia global del futuro: China. Lo que no se menciona tan a menudo es el hecho de que, para que aumente la clase media, tiene que haber un aumento de sus ingresos.
El crecimiento del mercado potencial chino viene acompañado por un aumento de sus costes laborales, que han sido hasta ahora un factor clave impulsador de sus exportaciones y de la instalación de empresas extranjeras. Y este incremento de los salarios genera un encarecimiento de los inputs procedentes de China, así como un replanteamiento de las condiciones que previamente empujaban a las empresas occidentales a la deslocalización.
Contemplándolo todo junto, la situación apunta a un lento pero imparable reajuste del papel de China en las cadenas de valor globales. La estrategia que servía en el pasado dejará de tener validez en el medio plazo: la reducción de costes que permite el suministro de productos y mano de obra imbatiblemente baratos desde China ya no será posible.
Durante los últimos dos años han sido frecuentes las advertencias del inminente descarrilamiento de la economía china. Más allá de los defectos argumentales de algunas de estas informaciones (desde la querencia periodística por el sensacionalismo hasta la expectativa de que el Gobierno chino no iba a reaccionar de forma alguna, pasando por un wishful thinking a veces poco disimulado), podemos interpretar que tienen alguna base real. Los problemas señalados siempre son similares:
- Se está gestando una burbuja inmobiliaria.
- El país depende en exceso de las exportaciones a unos mercados occidentales sumidos en la crisis.
- La distancia entre los nuevos ricos y los trabajadores de las fábricas se está estirando demasiado, abocando al país al conflicto social.
- Ante la crisis global, el Gobierno ya no es capaz de mantener el nivel de crecimiento necesario para mejorar las expectativas de los más humildes, produciendo desafección al Partido Comunista en la población, cada vez más atenta y combativa frente a los casos de corrupción.
Ante estos problemas, el Gobierno intenta reorientar la economía hacia la demanda interna y que una parte mayor de los beneficios recaiga en los trabajadores. Queda por ver el resultado real de todas estas políticas. Si aceleran el crecimiento de los salarios, la ventaja china en coste de la mano de obra podría quedar aún más erosionada. Insistimos, no hay certeza alguna de que la economía china vaya a vivir una crisis, pero, con toda seguridad, va a vivir un grande cambio.
Algunas tendencias internacionales derivadas de este encarecimiento de la mano de obra (que no es sino un mecanismo de equilibrio normal) empiezan a hacerse visibles:
- Algunas de las industrias de menor valor añadido, como la textil, se están deslocalizando desde China hacia países menos desarrollados de su entorno: Camboya, Myanmar, Bangladesh, Indonesia (interesante ver, como señala Pablo Bustelo del Real Instituto Elcano, si el gran rival de China, India, será también receptor de estas deslocalizaciones).
- Incipiente regreso de industrias deslocalizadas occidentales: el coste laboral está dejando de compensar los costes logísticos (la distancia de China a los mercados europeo y norteamericano); la mala imagen que acarrea la destrucción de empleos locales y la fama del “Made in China”; el problema, que empieza a ser reconocido, de la pérdida de conocimiento en sedes locales desconectadas de la producción (como señala Bianka Hajdu comentando a The Atlantic).
Concluimos aportando algunas referencias:
Desigualdad y reformas
China. El Gobierno planea un aumento del 40% del salario mínimo urbano para 2015 [Finanzas.com]
Hu Jintao advierte que la corrupción puede acabar con China [El País]
Cómo apostar por el colapso de China (y perder) [El Mundo]
El alza salarial en China encarecerá los productos electrónicos [RT]
China juega sus cartas para impulsar el comercio internacional [Global Asia]
Relocalización
Here, there and everywhere [The Economist]
Insourcing. Una historia de los costes ocultos de la externalización [Bianka Hajdu]
The Insourcing Boom [The Atlantic]
De la deslocalización a la relocalización [Dirigentes Digital]
¿Deslocalizar tu producción o “relocalizar”? (I) y segunda parte del artículo [Avalmadrid]
La juguetera Injusa cierra en China y traslada toda su producción a España [El Economista]
China y sus vecinos
Las nuevas ‘chinas’ de la moda [Modaes.es]
Burbuja inmobiliaria
La burbuja inmobiliaria planea sobre la banca china [Dirigentes Digital]