A menudo nos preguntan por el origen de nuestro nombre. Entendemos que no es nombre que uno espera de una consultora de comercio exterior e inversiones extranjeras. La verdad es que, más allá de un sonido pegadizo, Gedeth tiene un significado histórico que forma parte de nuestros genes como empresa orientada a la internacionalización: una herencia a cuya altura tratamos de estar, con nuestro esfuerzo diario.
Gedeth fue el nombre original de la actual ciudad de Cádiz; el nombre con el cual los antiguos fenicios la fundaron en su determinación de comerciar. Fueron la primera nación comerciante del Mediterráneo, y para ello mejoraron la navegación y la escritura. Nos impresiona ese efecto por el cual desde el comercio internacional podemos transformar la cultura local, tanto la de destino de las mercancías como la de origen de las mismas.
Para encontrar nuevos mercados los fenicios atravesaron el Mediterráneo y salieron al Atlántico, donde fundaron Gedeth, su colonia más alejada. Desde allí, siglos después, otros marineros en su afán de abrir nuevas rutas comerciales convirtieron un mundo plano en redondo, Gedeth de nuevo fue puerta de entrada y salida de Europa a otras experiencias y encuentros. No es extraño que a veces olvidemos como lo que hoy es local y costumbre entre nosotros, hace años era exótico y novedoso. Evolucionamos gracias a nuestras propias apuestas, a nuestras aventuras y proyectos.
En Gedeth Network queremos recoger esa determinación de abrir mercados y establecer redes comerciales para nuestros clientes, esa filosofía de comerciar, aportar soluciones prácticas que den resultado y disfrutar haciéndolo.
El mundo ya no es como era, pero tampoco lo es hoy día como será en breve, y queremos ertar allí cuando todo cambie y aportar nuestro esfuerzo. Queremos ser parte del cambio.
Ellos, como nosotros, tuvieron sus propias dificultades y las superaron hasta llegar a la actualidad una imagen sobre ellos. No es que aspiremos a evocar ideas dentro de varios siglos, pero si esperamos tener impacto en nuestro día a día y mantener una vocación de futuro necesaria para hacer bien las cosas.
De hecho, es de esta misma idea de donde sale la inspiración o leitmotiv que creemos que nos define: somos optimistas. Entendemos el optimismo como la expectativa razonable tras el trabajo bien hecho.