Hace apenas diez días nos despertamos con la noticia: el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, el Brexit, arrojó un 51,9% de votos a favor de la salida. A partir de ahí se acumulan los artículos y comentarios sobre que va a pasar (incluso un artículo nuestro), y los efectos que va a tener en la economía del Reino Unido, pero también en la del resto de Europa.
Muchas grandes empresas ya están empezando a planear abandonar su sede londinense para instalarse en otra gran ciudad europea. Se habla de que los grandes bancos se marcharán a Frankfurt y muchas multinacionales se instalarán en París. Habrá que esperar unos meses, o incluso el par de años que tiene de plazo el Reino Unido para abandonar la unión definitivamente, para saber cómo queda el panorama, pero creo que es momento para irse preparando.
Definitivamente, estas dos ciudades mencionadas se verán en el punto de mira como nuevo destino, pero también se habla de otras como Bruselas (por razones lógicas), y, en mi opinión, Berlín, capital de Alemania que, por su historia reciente, es una dinámica ciudad con un coste de vida muy barato para una capital de Europa occidental. En los últimos 4 años muchas empresas estaban ya empezando a poner su punto de mira en Berlín pero seguro que este cambio del panorama europeo afectará muy positivamente a esta ciudad.
¿Y qué pasa con España? Nuestras autoridades ya han iniciado movimientos para recibir algunas de las sedes institucionales europeas que tendrían que salir del Reino Unido al consumarse el Brexit, como la Autoridad Bancaria Europea y la Agencia Europea de Medicamentos. Y en el lado de las empresas privadas, sin duda hay muchas razones para que España, y en especial Madrid, sean un destino atractivo para empresas antes ubicadas en el Reino Unido, fundamentalmente:
- Estratégica ubicación geográfica ya que es puerta de enlace con Latinoamérica y norte de África.
- Tiene excelentes y modernas infraestructuras, así como magníficas redes de comunicaciones y energía.
- Gran oferta de mano de obra joven y cualificada.
- Los precios del sector inmobiliario son más asequibles que en otras ciudades europeas.
- Y sí, también una calidad de vida difícil de igualar.
Que el país y la capital estén preparados para el reto es, en parte, tarea de los políticos, pero también de los empresarios avezados que sepan adelantarse a las necesidades del mercado. No es suficiente con promocionarse y pregonar las excelencias de nuestro país como ubicación empresarial, hace falta dar un paso al frente, entrar en el mercado y lanzar propuestas de valor.